miércoles, 13 de febrero de 2019

Cuando el dolor ayuda

Por mi enfermedad (fiebre mediterránea familiar), constantemente debo de estar tomando
medicamento para desinflamar. Sin embargo hay momentos en los que ni con el medicamento logro evitar el dolor y se presenta de manera abrupta y agresiva. Como cuando ves a un SWAT team meterse en una casa a arrestar a alguien.

Es el dolor el que aclara mis pensamientos, o en momentos ya de vida o mentadas de madre, los analgésicos de receta controlada.

Aclarar los pensamientos es la mejor técnica que he encontrado para la reflexión profunda. No la meditación para relajarme, sino cavilar para encontrar la raíz de un conflicto o el nido de un pensamiento que no me permite avanzar hacia donde yo quiero.

El dolor se ha visto buen amigo, ya que no siempre es tan poderoso como para no dejarme pensar, ni tan suave para poder perder mi atención en algo que no me lleve al lugar donde deseo estar.

Si alguna vez has meditado profundamente, sabrás lo complicado que es llegar a ese lugar de iluminación con el riesgo de caer en un sueño profundo. Eso es lo bello del dolor. No te permite llegar a dormir, pero sí meditar.

Si en algún momento tienes dolor, te invito a no detenerlo al 100% si no es incapacitante. Te invito a que lo vivas, lo sientas y te dejes llevar al lugar en donde es ese dolor el que te permite enfocarte en lo que sí quieres y no sólo deambular.





Dr. Adrián Salama
Elite Coaching e innovación psicoterapéutica

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