viernes, 1 de febrero de 2019

El respeto al derecho ajeno


Caminar por la CDMX. Un acto suicida y voluntario. Es como querer probar todas nuestras herramientas físicas y psicológicas en tan sólo unos cuantos kilómetros.

La experiencia de caminar para muchos, no es un acto voluntario, sino necesario. En México cientos de miles de personas transitan por las calles y banquetas (por no llamarlas pasos de la muerte) para poder ir a trabajar o regresar a sus casas.

Y no es que las calles sean mucho mejores en estructura, sin embargo tienen mejor mantenimiento que las banquetas.

Ahora, la mayoría de nosotros somos afortunados al no tener que usar algún tipo de aditamento para caminar. Pero te has puesto a pensar en las personas que usan bastón, muletas, silla de ruedas o las carreolas?

Tenemos una cultura del culo. Bicicletas, monopatines, viajando por las banquetas sin respetar a los peatones. Coches estacionados arriba de las mismas. Es una cultura en donde ser peatón, no sólo está mal visto, sino que además es riesgoso.

Te guste o no, uses auto, bici o monopatín, en algún momento te tienes que bajar y caminar. No todos lo hacen por gusto, pero algunos sí. Y el respeto al otro es fundamental en la vida de sociedad.

La enfermedad?
La enfermedad que veo en esta CDMX está en no tener la capacidad de reflexionar sobre lo que la otra persona puede estar viviendo.

Te cuento rápido lo que me sucedió en un paso peatonal.
Estaba yo con la carreola y mi bebé, cuando una señora quiso bajar por la rampa peatonal con su bicicleta. La rampa, como buena estructura mexicana, medía lo de una carreola o silla de ruedas, por lo que ambos no podíamos pasar al mismo tiempo. Cómo la señora era una inconsciente, ella decidió que por ir más rápido, entonces ella tendría prioridad y con su bicicleta le pegó a mi carreola. Yo, todo un caballero le pedí que tuviera cuidado y que por favor usara la ciclovía (que se construyó para personas con vehículos no motorizados). Para mi sorpresa la hermosa lady me levantó el dedo mayor y se fue pedaleando. Como no me sé quedar callado, le grité (para que me escuchara) que era una pésima ciudadana. Lo que hizo que su flamante viejito de marido se acercara con su bicicleta y me preguntara que cuál era el problema. Le comenté que la señora había golpeado mi carreola y había sido grosera, para lo que el flamante ciclista me dijo que tenía que respetar a la dama. Yo en mi afán de padre educador, le dije que si ella no me respetaba, no tenía yo que respetarla y que por favor se fuera. Me grito wey y le comenté amáblemente, que él era un ejemplo claro de hipocresía. Cómo el señor me vió bastante activo, mejor se fue, porque su cobardía no le dio para más.

Con esto no te quiero decir que seas grosero(a), sino que defiendas tus derechos. sin agresión y sin violencia, pero sí con bases.

Si el gobierno de la CDMX se aventó a crear ciclovías por qué no usarlas. Las banquetas no están diseñadas para bicis o monopatines, ni para personas. Pero es el único lugar que tenemos para poder transitar sin arriesgar nuestra integridad.

Tu qué opinas?


Dr. Adrián Salama
Elite Coaching e innovación psicoterapéutica

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