Dar terapia es magnífico, pues no sólo observo los maravillosos cambios que se generan en un ser humano cuando sus ideas sabias son las que siguen y dejan de sabotearse, sino que también yo aprendo mucho de la relación terapéutica.
La explosión interna es un término que acuño cuando un paciente viene demasiado implotado y está buscando con toda su energía psíquica, no permitir la expresión. Esto ocurre frecuentemente en clientes que racionalizan y se prohiben ser ellas o ellos mismos.
En ocasiones el o la paciente entra a sesión con una actitud y conducta fuera de su habitual. No hay que olvidar que los seres humanos somos seres de rutinas, por lo que un terapéutica sabe cuando algo ha cambiado o está modificando la estructura conductual.
Estos estados deben de ser abordados desde el inicio en un paciente, sin importar la figura con la que vengan a sesión terapéutica. Hay quien no cree en esta técnica, ya que consideran que estamos invadiendo el espacio terapéutico con nuestra necesidad, sin embargo estos autores ignoran que la conducta no verbal es primero y debe de ser abordada prioritariamente.
Estos estados deben de ser abordados desde el inicio en un paciente, sin importar la figura con la que vengan a sesión terapéutica. Hay quien no cree en esta técnica, ya que consideran que estamos invadiendo el espacio terapéutico con nuestra necesidad, sin embargo estos autores ignoran que la conducta no verbal es primero y debe de ser abordada prioritariamente.
La mejor manera de trabajar con esta figura, es llevando al paciente a su zona interna. Apoyarla(lo) a que haga contacto con sus sensaciones. Una vez detectado en donde se encuentra el estrés o sus vacíos, se puede comenzar a trabajar con las creencias que lo o la han llevado hasta ese momento.
Una vez liberada esa energía, se da la liberación o explosión interna que se hace exterior por medio de la risa, el llanto o un grito.
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