llegar a la meta. Momentos en donde la luz parece atorada detrás de una pared aplomada o blindada. Esos momentos en donde por más pensamientos de optimismo, positivismo o decretos placenteros, no parecen pasar de los dos metros de distancia.
En esos momentos es cuando tienes que detener tu vida, detenerlo todo. Dejar de moverte como un desesperado que no tiene más rescate que la muerte misma. y así como en una trampa de arena, al dejar de moverte, dejas de hundirte. Esa es la única solución a este infierno. Dejar de moverte y hacer un recuento consciente de qué tienes y de qué estas agradecida(o)
Es en estos momentos que aún nadie puede explicar... si no es con la metáfora de que para que una flecha salga con más fuerza debe de jalarse hasta lo más lejos posible de su objetivo. Hoy me encuentro en ese momento y te lo comparto para que nos conectemos. Para que desde mi agradecimiento podamos compartir lo hermoso que es estar viva o vivo para vivir este magnífico momento de pasar por todos los matice que la vida me puede entregar. No siempre será blanco o negro, también tenemos los hermosos matices de grises que van desde el más oscuro imperceptible hasta el más blanco deslumbrante.
Hoy estoy agradecido con estar vivo, con tener a la familia que Dios me ha permitido, con la salud y el cuerpo que me ha llevado a todos lados, incluso cuando he abusado de este. Con la gente que me rodea y con las personas que con todo el honor del mundo he podido atender y apoyar.
Ser un entrenador, psicoterapeuta o cualquier profesión que trabaje con personas, es complicado porque a veces nos tragamos esa idea de que siempre debemos de estar bien para poder apoyar a otros. Esa es una patraña, no siempre vamos a estar bien, no siempre nos va a ir como deseamos, pero eso sí, siempre nos irá de la mejor manera que Dios o el universo nos ha puesto para seguir desarrollándonos.
Hoy si te encuentras en el estado en el que me encuentro yo, sólo te puedo decir, AGUANTA y AGRADECE
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