Pongamos el supuesto de que al fin
lograste terminar con esa persona que era tu media naranja y te quedaste como
media persona. ¿ahora qué?
El duelo en cualquiera de nosotros es un
tema que en algún momento de nuestra existencia, tendremos que sobrepasar. Nadie
se salva de pasar por un duelo, por lo que no hay que asustarse ni pensar que
somos los únicos a los que les está ocurriendo (en otras palabras, no es
castigo divino ni es mala suerte).
Para poder hacer frente a un duelo, lo
primero que se tiene que lograr, es aceptar que existe la pérdida. Esta es la
primera y más importante fase de cualquier trabajo tanatológico.
Aceptar no sólo es dar por hecho de que
la pérdida o separación ocurrió, sino realmente aceptar que ya no habrá un
regreso y “perder la esperanza de que sólo es momentáneo” (este último lo pongo
entre comillas, porque las palabras me fallan para poder explicarlo de una mejor
manera).
¿Será fácil o difícil el proceso? En este
punto, todo depende de la persona, su forma de ver la vida y sobre todo, su
madurez emocional. La Gestalt nos enseña que cada persona vive su proceso y su
ciclo de experiencia de una manera individual y única, y es por eso que desde
esta filosofía y visión, como psicoterapeuta, respetamos (al menos en la
Universidad Gestalt) el tiempo de cada uno de nuestros consultantes.
Adrián Salama.
Socio fundador COTEGA (http://www.cotega.org)
Licenciado en psicología humanista, maestro y doctor en
psicoterapia gestalt
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