He sido consultor (asesor, coach, gurú,
etc.)[1]
de líderes desde el 2004 (justo cuando acabé mi maestría en psicoterapia) y
tomé la decisión de estudiar una certificación de coaching. Sin embargo lo que
más me ha llamado la atención, fue cuando uno de mis coachees, me comentó que
se había pagado un diplomado en una de las escuelas más caras de México para
desarrollar sus competencias y que todo lo que estaba viendo ahí, lo había ya
visto conmigo. La verdad es que me sentí muy orgulloso y admirado de que el
coaching estaba surtiendo efecto, sobre todo, porque mucho de lo que se trabaja
dentro de una sesión, es lo que el mismo coachee[2]
trae a la sesión.
El coaching es más que nada, una
herramienta de excavación. Logra desenterrar de lo más profundo de la sabiduría
del cliente. Es una herramienta que logra indagar en lo más profundo y rescatar
las herramientas que hicieron al líder quien es, y que con la rutina, ha
olvidado o dejado a un lado.
Cuando me han contratado para coachear a
una empresa, es muy común que las primeras horas tenga que pasarlas con el
líder de la misma, esto es sumamente necesario para poder conocer la
comunicación, los valores, la ideología y el propósito de la empresa (muchas
veces olvidada o no vivida desde la cabeza). Una vez que se haya alineado lo
que se espera y lo que se quiere lograr, entonces se tiene que bajar toda la
información recopilada a los siguientes en mando y así hasta la base de la
pirámide. Todo para estar seguros de que la información se está manejando
adecuadamente y sobre todo, de que todos están en sintonía con lo que se
pretende lograr.
Es por esto que el coaching es parte de
una herramienta de desarrollo organizacional que no puede faltar. Otra de las
razones por las que es muy importante mantener a un coach cerca, es porque es
una manera muy efectiva de sacar el provecho máximo a las formaciones, las
nuevas herramientas y las implementaciones que integramos a la cartera de
capacitación en nuestra empresa.
Está muy bien documentado y, sobre todo,
es lo comentan muchos de los directivos con los que he platicado, que los
cursos que pagan los sienten una pérdida de dinero, porque al final los
empleados se motivan una semana y luego olvidan poco a poco y progresivamente
todo lo que se les enseñó para terminar haciendo lo mismo que antes. Es aquí en
donde el coaching genera más valor. Cuando tienes a una persona cuya única
labor dentro de la empresa es mantener actualizados a los empleados, que logra
que el clima laboral sea mejor y propicio para la creatividad, y genera que la inversión que has hecho en
capacitaciones sea recupere en producción.
Estamos hoy en día en una época en la que
las personas tienen que aprender a reflexionar más y mejor para poder generar
más valor dentro de la empresa y así producir más. Ya son pocos los empleos
citadinos en donde a las personas se les pague para desarrollar un área
plenamente mecánica en que no se requiera pensar mucho para trabajar. Es por
eso que no podemos depender que las escuelas eduquen líderes, cuando el
verdadero conocimiento se da dentro de las empresas. A poco no te gustaría que
todos tus empleados dieran ese extra que sabes que tienen. El coaching es de
las pocas herramientas que conozco que logran acelerar el conocimiento y
aumentar la producción. ¿Por qué no darle una oportunidad a una herramienta de
y para el siglo veintiuno?
Adrián Salama
Doctor en psicoterapia
Fundador de la Comunidad Terapéutica
Gestalt de América
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