lunes, 30 de mayo de 2016

Análisis de la película: EL DISCURSO DEL REY


Cuando se habla de la psicoterapia Gestalt, muchas veces las personas pueden creer que sólo son gritos y empujones, o peor aún, terapeutas agresivos o que sacaron su título de la caja de los corn flakes. Sin embargo la psicoterapia como tal, existía desde hace mucho, no con terapeutas, sino con personas enfocadas en poder ayudar a otros seres humanos a superar las adversidades que a veces con las propias herramientas no podían.

Es así como surge esta película, basada en la vida real, que nos muestra como una persona con métodos poco convencionales, puede apoyar a un rey a dejar el tartamudeo.

Sé que son pocas las frases que he puesto de la película, sin embargo son las que más me llamaron la atención y sobre todo, creo que hay que verla y vivirla desde la propia experiencia para poder entender la magnitud de la belleza que el servicio al prójimo nos puede otorgar.

Cuando una pregunta surge, es por que está buscándose una respuesta.

No debemos olvidar que nuestro cerebro es la herramienta más poderosa que tenemos los seres humanos. No tenemos garras, nuestras mandíbulas no pueden destruir huesos y la fuerza muscular que tenemos es sólo útil si es entrenada con bastante disciplina. Todo esto nos deja con una sola herramienta, nuestra inteligencia (y creatividad).

No es el razonamiento lo que ha logrado los mejores avances de la tecnología y de la evolución humana (aunque ayudan bastante), sino nuestra curiosidad y búsqueda constante de una mejor calidad de vida.

La frase “cuando una pregunta surge, es porque está buscándose una respuesta” es maravillosa e inspiracional. Hay veces que son las preguntas las que nos buscan a nosotros y no nosotros a ellas. Es una danza entre nuestro inconsciente y nuestra capacidad de ver más allá de lo que creemos.

John Lennon alguna vez dijo “no hay problemas, sólo soluciones aún no encontradas” Esta manera de ver la vida, es lo que nos está sugiriendo el director en la película. Es un reencuadre, si lo vemos desde la PNL. Para nuestro cerebro es mucho más sencillo encontrar respuestas, cuando el lenguaje es amigable a las conexiones neuronales. Esto es, en otras palabras, cuando las palabras no generan incongruencia, distracciones, desinoformación o confusión en nuestra manera de procesar la realidad.  

Siempre que tengamos una pregunta (Gestalt abierta) es porque necesitamos darle una cierre (cerrar la gestalt). Empieza a ver las preguntas en tu mente, como pequeñas necesidades psicológicas y no sólo como problemas. Cuando vemos una pregunta como una necesidad, le damos un ranking de mayor importancia y eso hará que tengamos menos gestalts abiertas y por lo tanto menos neurosis.

En la película, el terapeuta le pide a la alteza, la esposa del rey, que si quiere que funcione el método, el rey tiene que ir a su oficina para que sea en su campo y entonces puedas ser tratados todos como iguales.

Cuando se pierden las jerarquías dentro de una relación Yo-tu, es cuando verdaderamente se puede fluir en el contacto. Cuando nos comportamos con máscaras, lo único que estamos haciendo es entorpecer el libre flujo entre el self y la frontera del contacto. Es como tratar de comer helado con un condón en la boca. Se podrá comer, pero no saborear.

Cuando queremos conocer a alguien desde su parte más pura, debemos de intentar ser nosotros, dentro de un contexto de seguridad y donde el otro también se sienta con la libertad de expresarse sin ser enjuiciado. Hay que recordar que la monarquía tiene que mantener siempre un nivel y estructura muy fijo para así representar a toda la nación.

Suponiendo que desde pequeños se les ha inculcado a los príncipes que deben de ser siempre estrictamente comportados, pues imaginemos que el YO pocas oportunidades tuvo de ser libre y es seguro que cuando lo lograron, fueron reprendidos.

Traer al paciente al territorio terapéutico, también es una excelente manera de evitar la comodidad y el estado de confort que la oficina y la casa traen. Se evitan las interrupciones y se permite la libertad de expresión.

El terapeuta le pone las reglas claras al príncipe.

No hay nada mejor que cuando nos forman claramente una figura. Es esencial para cualquier trabajo. Tener el instructivo bien formado, con instrucciones claras, imágenes, preguntas frecuentes, lo que sea que haga que el uso del producto o servicio sea lo más sencillo posible.

Un amigo mío, que es publicista, decía lo siguiente: “tiene que ser tan claro que hasta Homero Simpson lo entienda.” Al parecer, si lo vemos desde primera línea, podrá decir que tiene que ser explicado hasta que cualquier estúpido lo entienda, pero si lo vemos desde la Gestalt. Mientras más clara la figura, más fácil de conocer el fondo y el contexto, por lo que más que un insulto, a mi se me hace una excelente manera de llegar a cualquier mercado. 

El doctor le pregunta al príncipe, o al rey en este caso, que si cuando piensa o se habla a si mismo tartamudea, lo que le contesta que no, por lo tanto le dice entonces no es un defecto mental y no es parte de ti.

Muchas veces cometemos el error de pensar que un defecto físico, psicológico o incluso un introyecto, es nuestra culpa y debemos de vivir “cargando nuestra cruz”. Los seres humanos tenemos el maravilloso defecto de creernos todo lo negativo, pero evitar tan si quiera pensar en lo positivo que se nos dice. En otras palabras, es más fácil que alguien se enoje por una crítica y se la crea, a que se crea un halago.

Lo que hace el terapeuta al preguntarle a rey: “cuando se habla a sí mismo, ¿tartamudea?” Es darle una pequeña pista de que no es el quien está tartamudeando, sino su parte NO YOICA.

Tenemos que entender que muchas de nuestra acciones (las que detestamos de nosotros) Son sólo nuestras, cuando las vemos como parte de nuestra personalidad. Pero si desde el principio las observamos como externas a nosotros, “magia” las podemos eliminar.

El terapeuta lo único que le demuestra al rey es que su tartamudeo no es una parte de él y por lo mismo puede ser eliminado.

El terapeuta le pone música al príncipe para que él no se escuche leyendo y entonces empieza a leer perfectamente.

El peor crítico que existe, es el NO YO y se disfraza tan parecido a nosotros, en voz, hablar y tono, que nos creemos que somos nosotros mismos.

Cuando el terapeuta le hace leer al príncipe sin que él se pueda escuchar, lo único que está haciendo es impidiendo que el NO YO se pueda hacer pasar por el YO. Cuando lo logra, es entonces que el príncipe no se puede auto sabotear y lee perfectamente.

No pasa mucho tiempo para que el NO YO del príncipe tome el control por medio de los introyectos y le diga al terapeuta que lo que está haciendo no sirve de nada.

El terapeuta, para evitar que el príncipe se vaya más defraudado aún de sí mismos, le regala el disco en donde se grabó toda la lectura del príncipe. Aquí es donde el terapeuta usa al YO, desde la creatividad, para así lograr que en algún momento el príncipe se de cuenta que sí se puede estar sin tartamudear.

El terapeuta a través de ejercicios muy importantes de movimientos físicos, de soltar la garganta, puro trabajo podríamos decir, muscular, logra que el príncipe poco a poco suelte su mente, como es arriba es abajo (Ley universal)

Si creemos que la única manera de solucionar un problema, es por medio del mismo nivel en el que el problema se presenta; pasaremos horas, entonces, tratando de solucionar el enigma que se nos ha presentado. El mismo A. Einstein decía: “los problemas se encuentran en un nivel distinto que las soluciones”

Yo sé que es difícil entender que no estamos separados, a pesar de vivir en un mundo de partes, somos uno dentro de lo que podría considerar el organismo humano. Los más grandes jugadores de ajedrez lo saben y es por eso que también son buenos deportistas y entrenan cuerpo y mente para los torneos.

Creo que el mejor ejemplo de esto es el siguiente: Si no comemos y nos da hambre, no podremos pensar. Si nos falla cualquier órgano y no lo atendemos, nos morimos. Al fin y al cabo todo está conectado, somos uno dentro de la ilusión de las partes.

El terapeuta, al poner al príncipe a hacer ejercicios físicos, le está enseñando que puede tener control de sí mismo, control de su cuerpo y por lo mismo control de su problema de tartamudez.

En otra escena, el terapeuta reta al príncipe: si canta una canción, puede terminar un modelo de avión que él estaba haciendo. Lo que lleva al príncipe a la infancia. Esta es una manera de recuperar primero al niño interior, para después poder salvar al adulto.

Los más grandes problemas mentales vienen desde la niñez. Es más difícil tener un problema de este tipo cuando se es adulto y la mente ya está más establecida como una entidad rutinaria. Si nos ponemos a imaginar lo que pudo haber sido la vida del príncipe cuando era pequeño, podremos entender que seguro la niñez está totalmente lastimada.

Cantar canciones no sólo alivia la tensión de las cuerdas vocales (garganta) sino que además nos alivia el alma. Es recordar la niñez cuando todo eran juegos y cantos. Esta técnica empleada por el terapeuta es maravillosa para cualquier problema de expresión.

Ten fe en tu voz y aprende a saber que hay siempre un amigo que quiere escucharte.

Para cerrar la película con broche de oro (por decirlo de alguna manera) . uno de los temas más importantes que debemos de tener siempre en la mente, es que ese amigo que está ahí siempre dispuesto a escucharnos, somos nosotros mismos. Es nuestra parte sana que siempre quiere saber de nosotros.


Tener fe en la voz sólo quiere decir que lo único que necesitamos es creer en nosotros. Saber que a la única persona que le podemos llegar a hacer daño es a nosotros mismos. Perder la fe en nosotros es aún peor que perder la fe en Dios.

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